"Unos nuevos ojos que se abren, serán profeta o maestro para otros que aún permanecen cerrados" (Víctor Alija)

- ¿Qué aporta El mánager de la lluvia al siempre complejo panorama de la poesía actual?

D.A.- Aporta un grito más, aporta una ración doble de belleza, aporta nuestra fe en que el futuro todavía puede cambiar y nuestra rabia por la suciedad que no se purifica. Cada uno hace la revolución a su modo y la palabra es el nuestro.

V.A.- No es este un libro escrito para responder a cuestiones estéticas ni plásticas. No es un libro destinado a aparecer en las hojas de los periódicos. No es un poemario editado para programar listas de ventas. No es un manuscrito para satisfacer egos que necesitan puntos dentro de unas oposiciones. No son páginas que busquen premios ni compensaciones económicas. No es un título para engordar currículos. No es una publicación que responda a amiguismos políticos. Creo que en esto y mucho más se diferencia del panorama actual de la poesía. Del resto, de lo que subyace entre líneas, eso es trabajo del lector que lo estime.

- ¿Y cómo conecta con la realidad que vivimos?

D.A.- Conecta totalmente con la visión de un panorama generalizado del hoy que no debiera existir, del ayer que no debió pasar, del mañana que deseamos no sea otra vez erróneo. Evidentemente, como sucede en la pintura abstracta, el poeta traza unas líneas de palabras y el lector debe aportar el resto, ya que el mundo entero con toda su casuística no cabe en un poemario limitado, pero la poesía sí puede escapar de su cárcel escrita y expandirse ante el ojo del otro.

V.A.- La disyuntiva económica, las clases políticas y con poder, el abuso de los estamentos religiosos, la inmigración, los desahucios, el empobrecimiento social, el empobrecimiento laboral, la sensación de abocación al fracaso. Todo ello se refleja en El mánager de la lluvia, signos evidentes de la realidad actual.

- ¿Inspiración, trabajo, consciencia o conciencia?

D. A.- Todo a la vez, en esa coctelera del delirio, de la visión, de la convocación.

V.A.- Hay algo de todo ello en el proceso de construcción de El mánager... Trabajo constante para construir los cimientos de este legado de Alberola y mío. Inspiración, necesaria para la concepción de la escritura poética. No existe la poesía sin inspiración. El resto, como ya se ha mencionado antes, sería únicamente un trabajo estético, excepcional o no, según qué casos. Hay que ser conscientes de las luces y sombras que nos recorren y aguardan, de las coyunturas que nos hacen avanzar o retroceder, de las políticas que nos obligan, nos hacen libres o nos restan derechos, y en base a todo ello ser consciente de que es necesario actuar para revertir la realidad que nos toca. El mánager es una suma de estos cuatro puntos.

- ¿Qué esperáis de este libro?

D.A.- Lo que nos ha dado, poesía, luz, fraternidad, coherencia.

V.A.- Si estos versos son capaces de hacer meditar a uno sólo de los lectores que se pierdan en él, tendremos otro paso más ganado dentro de esta infinita lucha de justicia entre clases políticas y sociales. Lo fundamental es que la gente se dé cuenta de que en todos nosotros subyace la capacidad de cambio. Unos nuevos ojos que se abren, serán profeta o maestro para otros que aún permanecen cerrados.     
 
© J. B. Para EL Callejón del Gato, 2013